La implantación de este tipo de rotondas genera fluidez en la circulación y una considerable disminución de accidentes por impacto lateral.

Las múltiples intersecciones presentes en todas las ciudades generan a menudo accidentes de impacto lateral con aquellos automóviles que circulan siempre por el carril exterior, independientemente de la salida que vayan a escoger. Y es que estos vehículos tienen preferencia, por lo que en caso de ser golpeados no serán considerados culpables.

Aunque parezca relativamente sencillo circular por una rotonda, lo cierto es que más del 70% de los conductores no sabe tomar correctamente el carril correcto. Posteriormente vienen los siniestros y la necesidad de recurrir a un abogado de accidentes de tráfico para que les asesore de la manera más eficiente.

Para reducir este tipo de percances nacieron las turbo rotondas. Un término que a priori puede resultar grandilocuente pero que, de momento, en las ya existentes en Asturias y Cantabria, se está consiguiendo el objetivo para el que se crearon. Además no sólo están destinadas a la reducción de los accidentes y por lo tanto de las indemnizaciones por accidente sino también a gestionar el tráfico y evitar así los atascos que suelen generarse en la entrada de estas intersecciones.

Características de las turbo rotondas

El elemento esencial de una turbo rotonda es el carril con forma espiral pintado para evitar la necesitad de invadir el carril adyacente. A ellas se llega por un único carril que se divide luego en varios carriles de giro. Antes de entrar en la turbo rotonda los conductores deben tener claro cuál es el carril de giro que les llevará al destino elegido. Si se equivocan de carril una vez dentro ya no podrán cambiarse al de al lado.

Gracias a esto, los vehículos abandonan la turbo rotonda sin verse implicados en siniestros producidos por impactos laterales al invadir el carril adyacente. El uso de espirales en lugar de círculos facilita la dirección del tráfico desde la entrada a la salida.

Origen de las turbo rotondas

Nacieron en los Países Bajos en los últimos años de milenio pasado, concretamente en 1998. Fueron desarrolladas por L.G.H. Fortuijn, con la idea de mejorar el funcionamiento de las glorietas tradicionales. Estas glorietas a veces tienen varios carriles que producen confusión entre los conductores para saber cuál vehículo tiene prioridad a la hora de salir de ellas.

El diseño de las turbo rotondas facilitan el entendimiento, mostrando además carteles informativos situados unos metros antes en los cuales se indican los carriles y salidas disponibles en función de la opción que les pueda interesar a los conductores.

Sin duda las turbo rotondas ayudan a reducir los accidentes de tráfico y a mejorar la circulación. Tan sólo es necesario que aquellos que desconfían aún de las mismas por no entender bien las diferentes posibilidades a elegir, lean bien los carteles informativos y comprueben a continuación que facilitan su circulación y seguridad. Con la práctica todo se aprende.