Los 5 puntos esenciales del buen conductor

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“Es tan difícil verse a uno mismo como mirar para atrás sin volverse” esta frase de Henry David Thoreau se puede aplicar perfectamente a la hora de hablar de cómo conducimos y sobre de todo de cómo consideramos que conducimos.

Y es que si salimos a la calle a preguntar o preguntamos a la gente de nuestro entorno seguro que ninguno reconoce que conduce mal. Y la triste prueba de que si lo hacemos son las cifras de accidentes en carretera que diariamente son un repetitiva y trágica noticia.

Normalmente conducir bien, se asocia a ser capaz de conducir a gran velocidad, a llegar rápido a los sitios, a aparcar de un movimiento o que no se nos cale el coche. Pues en este post queremos recordar que en absoluto es así.

Si buscamos el retrato robot del conductor perfecto creemos que tendría estas cualidades:

Es prudente:

Un término que de tan repetido ya no nos dice nada pero que es la clave para evitar accidentes. La prudencia supone por ejemplo pensar que de cualquier esquina con poca visibilidad puede salir un peatón un niño, supone dejar una distancia de seguridad grande (si incluso cuando alguno se nos puede colar en ella…) o llevar una velocidad adecuada a nuestra visibilidad sin presuponer que la vía está despejada.

 

Es paciente:

Seguro que todos recordamos algún momento que por llegar tarde, por habernos puesto nerviosos por un conductor que considerábamos lento o por otro motivo hemos corrido algo más de la cuenta, o realizado maniobras bruscas.

El conductor perfecto tiene paciencia, es consciente de que si el tráfico no avanza es porque alguien está maniobrando. De nada sirve desahogarse con el claxon, el claxon no agiliza el tráfico, aunque algunos lo piensen.

 

Concibe el error del otro:

Este perfecto conductor cuenta con el posible “error” del contrario por ello levanta el pie al pasar por un ceda, toma la rotonda de la forma más segura posible y a una velocidad moderada.

Y es que para conducir mejor no hay que lograr que si hay golpe la culpa sea del otro como piensan algunos conductores, sino lograr que no haya accidente.

 

Lleva la vista lejos y se anticipa:

La vista del conductor debe ser como un scanner, debe intentar visualizar lo más lejos posible, y rastrear diversos puntos, de un modo rápido desde los retrovisores a los coches más lejanos como los más cercanos, debe saber si hay alguien intentando adelantar o si se va a incorporar alguien por su derecha. Esto evita muchos accidentes, por ejemplo si llevamos un coche detrás es importante saberlo a la hora de determinar si realizar un frenazo de emergencia, en ocasiones puede ser mejor frenar a la vez que nos desviamos al arcén para evitar que el vehículo de atrás no pueda frenar a tiempo y nos impacte.

 

Es cortés

Que el buen humor es contagioso todos lo sabemos, si tu compañero de trabajo está de mal humor por la mañana y tú le sonríes continuamente es muy probable que a media mañana cambie su actitud a una más relajada. Si por el contrario te pones en sus misma actitud nadie saldrá del bucle malrollista. En la conducción es lo mismo el conductor perfecto sabe que por una extraña razón muchos conductores está crispados y cabreados al volante, por lo que con cortesía y educación podemos intentar que cambien esa actitud y que algún día conducir sea algo

 

¿Y vosotros que cualidad echáis en falta en nuestro retrato del conductor perfecto?